“La intuición habla a través de decisiones que te dan paz”.
(TONY ESTRUCH).
Las decisiones cruciales que he tomado durante mi vida y que han supuesto un GRAN GIRO, puede que hayan sido difíciles en el momento, pero me han aportado una gran paz.
Cuando dejé la carrera de derecho después de tres años para estudiar turismo (y a partir de ahí todo fluyó).
Cuando me fui a vivir sola en lugar de mudarme con mi pareja de entonces (que resultó ser un maltratador).
Cuando decidí dejar un trabajo fijo de administrativa para iniciar mi carrera como azafata de vuelo (con casi 30 años).
Cuando decidí relanzar La Vermutería Club Pas yo sola, (un año después del aprendizaje de su primer lanzamiento en equipo, en 2020).
Cuando decidí, 4 años después, parar y cerrar temporalmente esta maravillosa Vermutería para descansar y escucharme. Y volver a la escritura.
Cuando decidí abrir EL ERMITORIO ENCENDIDO para compartir mi práctica sobre TAROT, planificación semanal, creatividad y espacio para la intuición.
Cuando decidí separarme y romper mi relación a distancia (de 17 años).
Cuando decidí no intervenir más en ciertas dinámicas familiares.
Cuando le propuse a mi padre hacer terapia familiar para que pudiese comprender y gestionar su alta sensibilidad. Aunque mi padre no tuvo tiempo vital de comenzar las sesiones, atreverme a proponérselo y escuchar su respuesta (“sí, hija. Quiero hacerlo. Pero contigo”) todavía me conmueve y me devuelve la paz.
Como cuando decidí dejar de trabajar para clientes que ya no me aportaban nada (con los que no compartía valores ni formas de ver la vida y me desgastaban). Aunque eso supuso una pérdida de ingresos para mí e incluso oportunidades de trabajar como empleada fija para uno de ellos.
Esa paz es coherencia interna.
Es un descanso mental.
Es como si por un instante la mente callase y la voz interior propia pudiese nacer.
Es como si yo misma, por fin, fuese escuchada por mí misma. Fuese vista. No fuese ignorada.
Esa voz es sabia, es real, es auténtica, es esencial. Y se manifiesta en forma de intuición. En el estómago, en la piel, en los oídos, en flashes de información, palabras que surgen como una fuente o imágenes.
Pero para ello, hace falta:
1- Estar abierta a que te hable
2- Estar abierta a escucharla con curiosidad
3- Estar abierta a confiar en ella
4- Hacer espacio para ello a través del silencio, el descanso, la meditación, la escritura, actividades artísticas-manuales, una ducha placentera o un paseo en la naturaleza.
Siempre ha estado en mí pero durante años me resistía a hacerle caso:
✨🐙El bocadillo de calamares que encontré gracias a mi voz interna… Te cuento un poco más en el audio.
✨👁Las casas y las ciudades:
Esa voz me dice dónde sí y dónde no.
✨👁Las personas:
La primera impresión suele ser la correcta.
Veo tu luz y tus sombras como un todo maravilloso.
Intuyo tus talentos.
✨👁Los trabajos:
Sé qué necesita esta empresa para mejorar, para conseguir más, para salir adelante.
Sé que puedo hacer este trabajo. Aunque no lo haya hecho nunca antes.
✨👁Los momentos vitales:
Es hora de pausar, de hacer un cambio, de vivir de otra manera.
¿Cómo he trabajado mi voz interna a lo largo de los años?
Tuve que volar sola. Tenía la confianza plena en mis padres y en sus opiniones y su punto de vista.
Tuve que comenzar a cuidarme por mí misma: Tirar por la borda lo que creía que era mi cuerpo (lo que me habían dicho) y confiar en mis propias sensaciones. Confiar en que me regularía y dejaría que mi voz y sabiduría interior surgieran.
Tuve que aprender a decir NO ¡y decirlo alto y claro! (a favor de mis necesidades esenciales)más veces que sí… ¡Y yo decía “SÍ” muuuuuchas veces al día!
Tuve que conocer a mujeres sabias que ya se escuchaban de maneras diferentes y conectaban con su mundo sutil
Tuve que conectar con mi energía femenina (recibir, disfrutar, crear, intuir) y apagar por un tiempo mi energía masculina (acción, producción, proveer, solucionar), lo que me dejó huérfana de mí misma (de la que yo creía que era)
Tuve que abrirme a la magia que me habita. A través de mi creatividad (dibujo, journals, cartas, ejercicios creativos) y más tarde a través del tarot.
A estas alturas de mi vida y con tantas oportunidades de recalibrar rumbo, de cambiar de trayectoria (vital, profesional, amorosa, mental, geográfica) puedo reconocer esos portales de la vida en los que necesito tomar la decisión de parar la vida y replantearla desde su raíz.
¿Cómo resumiría las señales que recibo y que me hablan de esa necesidad de pausa o cambio de perspectiva?
Comienzo a ver la vida en grises. Mi día a día toma un tono parduzco, casi monocrono y pierde su habitual chispa.
Siento un nudo acomodado en la garganta desde que comienzo el día.
A mi alrededor, hay torres que comienzan a caer.
Cuando vivía en Hamburgo y sentí que ese período de mi vida allí había llegado a su fin, me quedé sin internet en casa (toda mi vida estaba on-line… ¡Horror!).
🌋Mi móvil dejó de funcionar.
🌋Me pusieron una multa en el tren por ir con un pase no válido para esa franja horaria (el pase que había usado durante 4 meses sin problema y que me habían recomendado en la oficina del tren).
🌋Me retiraron la prestación de desempleo.
🌋Comencé a recibir ofertas de trabajo desde España, a pesar de que el 95% de mis solicitudes iban a ofertas de empleo en Alemania.
Todo ello en un período de menos de un mes.
🌋Cuando decidí “colgar las alas” como azafata de vuelo fue cuando la compañía Futura quebró y nos dejó a todos los trabajadores en la calle de un día para otro y sin preaviso. Sabía que oportunidades en otras compañías no me iban a faltar, pero esta señal me iluminó el interior poderosamente: “es hora de cambio”.
Y en otras ocasiones y situaciones, ha sido parecido. Cosas que funcionaban o fluían hasta entonces, empiezan a fallar, a desaparecer, cambian de estado, se bloquean o se enrarecen.
A tu alrededor, el sitio en el que estás te dice: “aquí ya no eres bienvenida”.
✨️🚄Al mismo tiempo, nacen nuevas oportunidades y pasan trenes (a veces da miedo dejar tu lugar conocido aunque se esté desmoronando) que te invitan a entrar.
En 2019 mi vida entró en un gran parón. Un estancamiento grande.
No quería seguir trabajando como diseñadora gráfica o creativa freelance, pero tampoco me atrevía a dar el salto a un nuevo modelo de negocio.
Durante muchos meses estuve decidiendo qué tipo de negocio quería crear. Qué deseaba poner en el mundo. A qué quería dedicarme.
La respuesta era “simple de articular”: Deseaba guiar a PAS emprendedoras en su emprendimiento. Y crear un podcast que hablase de alta sensibilidad.
Pero estaba cagada. Muerta de miedo. Paralizada.
En enero de 2020 decidí que no iba a repetir un año igual de parálisis por análisis…
Y a los pocos meses estalló la pandemia y pasó mi tren. Tomé aire, me subí y todo cambió.
✨️💗Mi brújula del merecimiento pide más. De algún modo, es como si el traje que vestí hasta el momento se me quedase pequeño y comienza a apretarme, a picarme y a asfixiarme. Comienzo a pedir más a la vida… Y a mí misma.
✨️ No salgo de casa. El exterior deja de interesarme. Mi curiosidad se apaga. Puedo estar una semana entera sin pisar la calle. Vivo más en mi mundo interior que en el “mundo real”.
✨️🌋 Y a la vez, todo lo que antes era cómodo, rutinario, normalidad, se vuelve molesto, ruidoso, irritante, agobiante.
La voz de mi intuición se vuelve más y más clara. Más recurrente.
Comienzo a verme “al otro lado del cambio”. Comienzo a ver posible esa pausa, esa interrupción de lo que es mi vida hasta este momento.
Conecto con mi cuerpo y entonces lo siento con claridad: El momento es ahora.
¿Cómo sientes tú que es el momento de pausar para tomar otro rumbo o reevaluar tu vida?
¿Haces caso a las señales a tu alrededor?
¿Te fías de tu voz interior?
Si deseas crear ese espacio al final de la semana para escucharte y aumentar la confianza en tu intuición, únete al ERMITORIO ENCENDIDO del próximo domingo.
✨👁💗Y si sabes que, dentro de ti, vive un potencial por descubrir, una luz que deseas poner al servicio de los demás, te recomiendo 100% pasar por la experiencia de descubrir tu MAPA DEL TALENTO.
Te dará absoluta claridad y abrirá puertas a todas tus posibilidades ocultas.
Con amor,
Concha.
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